Publicado en La Opinión de Murcia el 26 de febrero de 2016

En este año 1 d.C. (después de Cámara, claro está) es tendencia en la Glorieta la moción por encargo y la moción en serie. Es la moción por encargo aquella que en lugar de ser defendida con propios argumentos, vehementemente, con objeto de convencer al Pleno, es leída, ni siquiera resumida, sino declamada como los agradecimientos de aquellos premiados que depositan el Óscar sobre el atril, o lo ceden a Billy Crystal, para después desdoblar el papelito de colaboradores, ex novios, o profesoras de parvulitos. La otra moción de moda, la moción en serie, es aquella que es producto del Ctrl X + Ctrl V, el “cortar y pegar” de toda la vida. Es una moción ‘muy agradecida’, ya viene hecha, ha pasado los controles de calidad pertinentes (ya ha sido aprobada en otro sitio), y en caso de recibir la negativa de los populares, siempre lleva en la letra pequeña el manido: “Pues en no sé dónde su partido votó sí”. Éxito asegurado. Un euro a que el Barça gana en casa.

Visto el panorama es justo calificar de sin fuste esta última reunión de la Corporación municipal, siendo en ocasiones las expresiones espontáneas de algunos concejales las que ponen el limón y la sal, a falta de molla política. Para muestra unos botones: “Dedíquese a las tareas de su concejalía y no a ser comisaria política” le espetaba Margarita Guerrero (Cambiemos Murcia) a Conchita Ruiz (PP). “Sé leer”, le respondía la titular de Asuntos Sociales. “No nos ponga esa carita de niña buena” Hernández del PSOE a la propia Ruiz. “No sé jugar a este juego político tan agresivo” era la respuesta de una ya cansada Ruiz. “Repórtese” le reprendió Ballesta (PP) a Hernández. Más cariñoso, o sarcástico, se mostraba Roque Ortiz (PP, y con bufanda) para referirse a Paqui Pérez (Cs) al llamarla “querida amiga” por dos veces. “Voy a ponerme las gafas que así tengo más sex appeal” Dijo Ignacio Tornel (Cambiemos Murcia) antes de intervenir en una ocasión. “El objetivo de nuestro partido, o de nuestra formación, o de nuestra confluencia, o de nuestro grupo municipal” fue la forma en la que Bermejo (Ahora Murcia) describió el ‘eso’ del que forma parte.

Un asunto que generó controversia fue la convocatoria de una plaza de director artístico de teatros y auditorios municipales. Tanta división generó, que el propio equipo de gobierno retiró del orden del día ese punto que llegaba con el apoyo, al parecer, de las principales organizaciones sindicales. La postura contraria del resto de grupos políticos no se entiende dado el carácter transparente del proceso, al poder optar cualquiera al puesto, aun no habiendo pisado nunca esta ciudad. No obstante Murcia tiene banquillo para ocupar ese puesto, sin necesidad de acudir a este tipo de convocatorias públicas, y es raro que no haya salido un nombre sobre la mesa. Es el de Juan Pablo Soler Fuster, el que hasta ahora ha gestionado con brillantez el Teatro Circo de la capital alalimón con César Oliva, y el Teatro Romea durante los últimos meses, y por encargo del titular de Cultura, Jesús Pacheco (PP). Ojalá este proceso frustrado sirviera para que en los próximos días el debate se abriera, e incluso que el nombramiento se produjera, con el consenso necesario, y con sentido común. Sería un buen Pleno, sin fuste, sí, pero con Fuster.

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