Los niños muchas veces no quieren acostarse y dormir. Tratan de salirse con la suya, te torean, y como niños que son se inventan que tienen sed o que les pica aquí o allá para seguir un ratito más despiertos. No deja de ser algo normal. Tratas de convencerlos y nada. Ni por las buenas ni por las malas. Pero hay algo que funciona: ‘¡como no te acuestes te quedas sin (juguete, excursión, etc.)!’ Y funciona… Pero en realidad no quieren irse a dormir, sólo quieren un bien mayor. Y asumen el coste.
Cómo me recuerda la sencilla cotidianeidad a la política de pactos de estos días. No son acuerdos, son batallas, y tras las sonrisas…, ¡Ay tras las sonrisas…! 🙂