Artículo publicado en
La Opinión de Murcia
Durante su último mandato Cámara utilizó el recurso de la Cárcel Vieja. Firmó su recuperación por el Ayuntamiento pero no avanzó en su rehabilitación. Ballesta, conocedor del simbolismo de este edificio, ha decidido arrancar los trabajos celebrando una rueda de prensa en su patio. El patio de una cárcel.
La evidencia de que el camarismo moría un poco más esta semana ha sido que por unanimidad ayer se anuló un plan urbanístico cargado de polémica, desarrollable bajo el Santuario de la Fuensanta, y que fue impulsado durante los años en los que Fernando Berberena dirigía la concejalía de Urbanismo.
De Cámara dice un amigo mío, que “era el más demócrata de todos”, pues siempre tuvo claro que sus mayorías absolutas exigían, como las ollas exprés, una válvula que permitiera salir la presión de forma controlada. Con la seguridad que daba contar con 19 ediles de un total de 29, Cámara nunca limitó el número de mociones, ni los tiempos de intervención, sabía que los Plenos tienen una función administrativa, pero ninguna desde el punto de vista del marketing político de hoy en día. “Déjalos que se desfoguen”, me imagino a Cámara indicándole a su por entonces jefe de gabinete, y hoy concejal de Hacienda, Martínez-Oliva (PP). Y tenía razón, llegada una hora en la que la prensa no cubre la sesión plenaria, ésta es lo más parecido a una sesión de coches de choque.
La diferencia es que ahora, perdida esa mayoría, tras los insufribles plenos de 10 horas, cuando acaba esa sesión de coches de choque, se acumulan sobre las mesas de los concejales del PP los acuerdos adoptados. Con evidente entereza los populares tragan saliva en el Pleno y con buena cara aceptan el resultado de las votaciones, pero esta situación empieza a suponer una adversidad, y se prevé que se modifique el reglamento plenario para establecer límites a lo que antes era la presión que dejaba Cámara salir en forma de mociones rechazadas, y hoy en día conflictos para el alcalde Ballesta (PP).
Pero que no se preocupe la oposición, que siempre quedará la opción de presentar mociones de urgencia, que se aceptarán con sus propios votos. Algo que ayer, sin ir más lejos, practicó el edil Coello (PP). La moción que ayer presentó el grupo popular, por la vía de urgencia, tiene por objeto que el Pleno, en su conjunto, permita a la Junta de Gobierno buscar vías de ayuda al club Real Murcia, “siempre y cuando estas ayudas tengamos la plena certeza de que sirvan para que salgan de esta complicada situación”. Es decir, lo más parecido al conocido “que no se lo gasten en vino”.