La reciente caída del ficus centenario de la plaza de Santo Domingo de Murcia ha servido, no sólo para remover las emociones en torno al árbol que tantos murcianos consideran un pedazo de nuestra historia, sino también para conocer la reacción de los ciudadanos ante una catástrofe, y por último también para comprobar cómo la información y la desinformación se extiende como un teléfono roto a raíz de la primeras noticias conocidas. En los casos de situaciones de emergencia, catástrofes naturales, atentados, etcétera, las autoridades responsables aconsejan mucha cautela a la hora de difundir informaciones, que lejos de ayudar a resolver la situación pueden contribuir a generar desconcierto, preocupación e incluso más peligro. En el caso del ficus y la impredecible caída sobre las terrazas de las cafeterías de la plaza de Santo Domingo, durante los primeros minutos tras el suceso fueron protagonistas los primeros vídeos que se distribuyeron a través de los grupos de WhatsApp y redes sociales con las primeras personas tratando de encontrar posibles víctimas bajo las ramas.  A partir de ahí se multiplicaron las informaciones falsas que hablaban de fallecidos, decenas de heridos, “mi prima me ha contado”, “una amiga que trabaja en esa plaza…”, “acabo de oír que han dicho”, etcétera. Al mismo tiempo las autoridades locales no informaban de ninguna cifra definitiva sino que únicamente anunciaban que no se encontraban víctimas mortales por el momento, y al cabo de pocos minutos se confirmó que no sólo no había que lamentar víctimas mortales, sino que la atención sanitaria que habían recibido unas pocas personas correspondía a heridas leves y a crisis de angustia derivadas del enorme susto. Quizá la responsabilidad de quienes difunden información falsa solo es atribuible a la prisa, a querer informar primero, o sencillamente al morbo de cada uno. Lo cierto es que debemos seguir unas sencillas pautas que como decía ya aconsejan los servicios de emergencia, de no difundir información, atender únicamente a los comunicados de autoridades oficiales, porque no sólo se está difundiendo una información falsa en el sentido de no corresponderse con la verdad, sino que se genera una alarma aún mayor en aquellos que pueden tener familiares o amigos en los entornos o en los lugares en los que se ha producido una catástrofe. Es por eso que lo aconsejable es no jugar a ser difusores de información y atender a los canales oficiales que sí nos van a dar una información minuto a minuto certera y real.

Leave a comment